Estimulantes y trastornos del sueño

Una copa en honor de…

Igual que está muy extendido este dicho lo está el que dice que “brindar sin alcohol no da suerte” y por eso no es de extrañar que esté aceptado el consejo: «si tienes problemas para dormir tómate una copichuela ya que el alcohol ayuda a conciliar el sueño».

Es cierto que el alcohol en pequeñas cantidades de vez en cuando tiene un gran efecto calmante y relajante, puede ayudarnos a encontrar la calma necesaria y poner fin a nuestros pensamientos oscuros; pero desde que estoy tratando el tema más ampliamente he llegado a la conclusión de que el alcohol no es una ayuda para dormir adecuadamente.

Es importante no olvidar que el alcohol no es sólo un placer, sino por desgracia también es una sustancia adictiva. El alcohol nos deshidrata e impide conseguir llegar a las fases más profundas del sueño; es decir, que aunque te ayude a dormir antes, te despertará antes.

Todo en su justa medida

A día de hoy muchas personas creen que el alcohol ayuda a inducir el sueño o eso al menos es mi opinión, esto aparte de no ser cierto, se corre el peligro de que a la larga se convierta en un hábito. El alcohol actúa en primer lugar como relajante muscular. Esto también se aplica a los músculos de la garganta y el tracto respiratorio. El ronquido es a menudo el resultado. Por cierto, roncar no solo es molesto para el que lo oye, sino también para el que lo padece es estresante. Además, la apnea del sueño sino se controla va cada vez a más.

Además, el alcohol, tomado en exceso es capaz de limitar las funciones del sistema nervioso central, lo que a su vez puede afectar al ritmo natural de las etapas de sueño y de este modo impedir una rutina de sueño. No quiero ser pesimista, pero se han dado casos de jóvenes que se han quedado dormidos y borrachos a la salida de una discoteca y no han sido conscientes de lo que les ha pasado o personas a las que se les ha dormido un brazo, por ejemplo, por dormir en mala postura y al haber estado bebidos, el cuerpo no ha reaccionado avisando al sujeto para que se despierte y eso ha tenido consecuencias negativas al no haber fluido la sangre como debiera. No es para tomárselo a broma.

No hay nada de malo en tomar una copa de vino tinto de vez en cuando, el problema está en que muchos piensan que si un vasito es bueno, dos son mejores y tres ¡genial!, como he contado será al principio, pero después el consumo excesivo y de forma regular del alcohol no promueve un sueño saludable.

No hay que olvidarse del hígado

Una razón importante que hace que hable contra el alcohol como una ayuda para dormir, es el hecho de que representa un gran desafío para el hígado y como he comentado antes, mucha gente empieza bebiendo “una copita” para dormirse. El hígado ha de limpiar el organismo de las sustancias tóxicas que deja el alcohol en el cuerpo, aunque solo sea “una copita”; esto es una carga para el cuerpo y un costo de energía, y por lo tanto evita un sueño ligero.

La ingesta de una gran cantidad de alcohol afecta no solo a esa noche, sino que los días posteriores crea una transpiración tan fuerte que impide el sueño.

Muchas bebidas alcohólicas contienen amoniaco, que no se degrada, y queda depositado en el cerebro. Si esto ocurre durante un largo período de tiempo, a la larga el  amoniaco no se puede reducir, lo que a su vez conduce a trastornos del sueño. Para ayudar con el insomnio, los aminoácidos glutamina, arginina y ornitina pueden ser más beneficiosos que el alcohol para poder dormir ya que ayudan entre otras cosas a degradar el amoniaco.

Un café al día…

No nos olvidemos de los estimulantes, ya que perjudican un sueño profundo. Los fumadores por lo general no duermen tan profundamente como los no fumadores. Según los expertos, esto es debido casi seguro al efecto estimulante de la nicotina, lo que hace difícil no sólo dormir sino que hace más complicado el dormir de un tirón. Además  puede haber un aumento de la actividad cerebral que hace  que se interrumpa el sueño nocturno debido a los síntomas de abstinencia.

Las bebidas con cafeína como el café, té o refrescos de cola también estimulan la actividad cerebral. No deberían, por lo tanto, consumirse tres o cuatro horas antes de acostarse. No hay nada que objetar contra un disfrute moderado durante el día, no hay nada malo; ¡menos mal! No me imagino un día sin al menos una taza de café.